En el marco del Festival
Danza Chaco 2015, que se realiza en distintos puntos de la provincia y en
el marco del Día Internacional de la
Danza, culminó el lunes por la noche la serie de eventos realizados en el Complejo Cultural Centro Chaqueño. El
broche de oro estuvo a cargo de la Compañía
Nacional de Danza Contemporánea, ofreciendo al público saenzpeñense un show
majestuoso.
TALLERES
GRATUITOS
En este contexto, se desarrollaron en el Complejo
Cultural Centro Chaqueño y en el ISPEA Sáenz Peña una serie de talleres
ofrecidos por integrantes de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea.
CIERRE CON LA
CNDC
El lunes por la noche, a sala llena, se realizó el cierre
del Festival en la Sede Sáenz Peña con la puesta en escena de fragmentos de la
obra Blancanieves, interpretada por alumnos del ISPEA Sáenz Peña; y
seguidamente el público disfrutó de la función que ofreció la Compañía Nacional
de Danza Contemporánea, integrado por Bettina Quintá, Daniel Payero, Darío
Rodríguez, Diego Franco, Enrique Martín Gil, Ernesto Chacón Oribe, Juan
Guillermo Velázquez Cardona, Julieta Gros, Magalí Del Hoyo, María del Mar
Codazzi, María Kuhmichel, Pablo Fermani, Rafael Peralta, Victoria Hidalgo,
Victoria Viberti, Virginia López, Yamila Guillermo, Yésica Alonso, Leonardo
Gatto y Nelson Nahuel Leiva.
TENSIÓN
ESPACIAL, LA OBRA
La obra Tensión Espacial, bajo la coreografía de Jae Duk
Kim, demostró la relación cuerpo y espacio se fundaron en la presencia y el
movimiento. En esa fundación se dio la reversibilidad de la tensión, donde el
cuerpo fuerza el campo a su alrededor, y el espacio impone medidas al cuerpo.
El movimiento se despliega en el avance y el regreso, dando forma a una
continuidad inacabada, que nace del reverso de cada gesto para exponer lo que
se esconde. La velocidad impuesta al andar se da con brusca ternura, para no
dañar las fibras más esenciales. Y el cuerpo exhala su tracción interna, su
consciencia se enfoca en la relación espacial, se estremece y reverbera a su
alrededor para desatar el quiebre con la regularidad.
La música, compuesta por el propio coreógrafo, Jae Duk
Kim, acompañó su obra coreográfica, inspirada en reflejos del Tango argentino y
el Pansori coreano, con la interpretación vocal del cantante Seungjoon Jeong.
La sonoridad sincopada sirvió de montura a cada paso de la danza y tocó los
resquicios íntimos del sujeto andante.
La puesta de vestuario se inspiró en una relación regular
entre los sujetos de la danza, donde se homologa la sensación de tensión con el
contexto que se da en cada movimiento.