El próximo sábado 22, a las 21:30, llega al Complejo Cultural Centro Chaqueño
la obra Un Gynt para Zavala del
dramaturgo y actor Pablo Bontá, de
Buenos Aires. Con dirección de Gladis
Gómez, la interpretación de Hernán
Zavala y Víctor Cardozo, la
historia que propone Bontá, tomará escena, acción y cuerpo. Las entradas, a $ 20, se encuentran a la
venta en boletería del teatro.
“Esta obra, casi una obra a pedido, es un homenaje a todos los maestros que tuvimos y a todos los discípulos que se forjan y que van llevando a través del tiempo, la llama del teatro independiente. Pero en particular, como escribo al inicio de la obra: “Esta obra está dedicada al actor chileno Franklin Caicedo y al actor argentino Hernán Zavala, su discípulo y mi maestro”, describió el director.
El elenco se integra con Hernán Zavala
en el rol de Patricio Salcedo y Víctor Cardozo como Román Zavala. Iluminación:
Abelardo Duarte, Grabación de sonido: José Rodríguez, Vestuario: Diseños:
Emilia Velasco, Realización: Natalia Galizzi, Diseño Gráfico: Luciana Stanicio,
Realización utilería: Natalia Schwaderer, Asistente de producción: Mónica
Romero, Dirección General: Gladis Gómez. La Producción es de la Fundación Cultural
del Acuífero Guaraní.
Los integrantes de este proyecto,
agradecen el asesoramiento del maestro José Luis Valenzuela, al personal del
Complejo Cultural Guido Miranda y a todos aquellos que con su aliento apoyaron
este trabajo.Con respecto a la dramaturgia, Pablo
Bontá se detiene a comentar: “Vi “El Emperador Gynt” a principios de los ´80
cuando empezaba a estudiar teatro. Quedé deslumbrado pero nunca supuse que
estaba viendo actuar a quien sería para mí una especie de “abuelo del arte”.
Hernán Zavala, mi primer profesor de actuación a mis 19 años, me recomendó que
fuera. Él, discípulo dilecto del chileno, hacía la asistencia de dirección y
estaba en todos los detalles de ese gran unipersonal. De ahí la intrincada
genealogía artística que dio lugar a este proyecto, “Un Gynt para Zavala”,
muchísimos años después. En estas líneas intento un breve relato de la historia
del proyecto. Dicen que el amor de Franklin por el Peer Gynt venía de lejos. A
fines de los ´60, luego de una promisoria carrera en Chile, se radica en Buenos
Aires y comienza sus estudios con Augusto Fernández. El grupo del gran director
argentino viaja a Europa con “La leyenda de Pedro” basada en el Peer Gynt de
Ibsen. Sus compañeros de aventura son Lito Cruz y Cacho Bidonde, entre otros actores
y actrices que integran junto a Fernández el grupo ETEBA (Equipo de Teatro
Experimental de Buenos Aires). Unos años después, ya en Buenos Aires, Caicedo
como actor, dirigido por Bidonde y Cruz, emprende la reescritura del clásico de
Ibsen convirtiéndolo en un inolvidable monólogo con centenares de funciones en
el país y en el exterior durante muchos años. Las historias siempre corren en
paralelo. En el año ´87 y a partir de los sucesos de la semana santa de ese
año, Hernán Zavala decide emigrar a España. Más precisamente a Barcelona. Allí
comienza una extensa carrera trabajando con el actor Pepe Rubianes y
colaborando en compañías como Dagoll Dagom y Els Comediants. Cada vez que
volvía a Buenos Aires a visitar a la familia, nos veíamos. En el año 2002, estando
de gira en Catalunya, me encuentro con Hernán en la Rambla de Barcelona. Ahí me
menciona por primera vez su intención de encarar, esta vez como actor, el
unipersonal de Franklin. Como una deuda pendiente, algo que en su madurez de
actor tenía que hacer. Luego de 20 años, Hernán vuelve a radicarse en la
Argentina. Comienza a bucear en “El Emperador Gynt”. Rastrea el libro original.
No lo encuentra. Ni Franklin, ya viviendo en Chile, ni Lito ni Cacho tienen el
texto de la obra. Tampoco figura el registro en Argentores. Entonces intenta,
en base a recuerdos y relecturas del Gynt de Ibsen, una reescritura de aquello
que se perdió. Se atasca, avanza, retrocede…. Estando en ese vaivén, asiste al
estreno de mi obra “Cyrano, un vodevil franco-argentino” en el Teatro del
Abasto. Y ahí me ofrece la quimera: que yo intente reescribir “aquello que se
perdió”. Se suceden reuniones de trabajo que, a modo de entrevistas, van
desgranando las anécdotas de su relación con Franklin, del espectáculo que
compartían, de su deseo de hacer nuevamente ese unipersonal, de alguna manera,
el espectáculo de su vida. En ese punto, le propongo un “otro aquello”, un
esto: la obra del maestro y su discípulo en el frío exilio escandinavo durante
la dictadura. Dos personajes, en donde Zavala es él mismo de joven como
personaje y también él mismo como actor encarnando al afamado Patricio Salcedo
(una mezcla aleatoria de nombres, apellidos y sonoridades chilenas encabezados
por Caicedo y Contreras) y su fiel discípulo Román Zavala quien lo acompaña en
el exilio. Luego de un año de trabajo sobre el texto de Ibsen, las anécdotas
acumuladas el proceso creativo llega a este “otro aquello“: Un Gynt para
Zavala. La obra se alimenta de anécdotas pero es pura ficción. No se plantea en
ningún momento ser relato biográfico ni de Caicedo ni de Zavala.